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El paseo de un perro por los mercados financieros

Por mucho que estemos encima de los mercados financieros, estos no nos avisarán o darán la señal que estamos esperando para poder decidirnos a invertir.

En los mercados financieros siempre hay un término que está presente y aparece con más o menos frecuencia. Pero este año podemos decir que la volatilidad juega el papel de protagonista y no el de simple compañera de viaje.

Desde que sigo los mercados financieros, no recuerdo un año donde no haya sucedido nada relevante y el mercado goce de un periodo de tranquilidad y calma absoluta. En nuestra mente siempre aparece el pensamiento “cuando el mercado se tranquilice será mejor momento para entrar”. Pero esto no sucede nunca, siempre podremos vislumbrar algún posible foco de inestabilidad que retrase nuestra inversión.

Por mucho que estemos encima de los mercados financieros, estos no nos avisarán o darán la señal que estamos esperando para poder decidirnos a invertir. Es imposible predecir el precio de un activo en el corto plazo, por mucho que lo intentemos, hay demasiados factores que pueden incidir en él de manera externa.

Pero hay algo que sí que podemos hacer, analizar con detenimiento la empresa, conocer su negocio y valorar si es capaz de generan valor a largo plazo gracias al crecimiento de sus beneficios.

Cuando realizamos una inversión, el riesgo más grave al que nos exponemos no es la volatilidad del precio, sino a la pérdida de valor; la insolvencia.

Como termino, podríamos decir que la volatilidad intenta de alguna manera cuantificar la fluctuación o amplitud de los movimientos respecto a la media de un activo en un determinado periodo de tiempo. Los precios suelen estar en movimiento constante y en ocasiones pueden oscilar de manera exagerada. Por este motivo podemos decir que el tiempo es la mejor manera de suavizar la volatilidad.

Una manera muy visual de explicar esto, es como lo hizo Andre Kostolany, haciendo referencia a un hombre que pasea a su perro por la calle “El perro se adelanta a su dueño y regresa. Se adelanta nuevamente, se da cuenta de que se ha alejado demasiado y regresa. Así todo el tiempo. Al final ambos llegan a la meta al mismo tiempo. Pero mientras el hombre ha caminado despacio un kilómetro, el perro ha recorrido de aquí para allá y ha caminado varios kilómetros”.

En esta historia el hombre es la empresa y el perro su cotización. En conclusión: a largo plazo la empresa y su cotización progresan en la misma dirección, pero entre tanto, el camino es errático y de forma transitoria puede ser totalmente contrario. Esto demuestra que la empresa y su cotización al final llegan al mismo sitio.

Ahora mismo haciendo referencia a Kostolany, el perro y su dueño están muy distanciados, pero si invertimos en negocios de calidad, sabemos que en el largo plazo, valor y precio es más fácil que vuelvan a acercarse. Ante este contexto de fuerte volatilidad por el escenario macro en el corto plazo, apoyarse y concentrarse en invertir en buenas compañías ha de ser nuestra prioridad.

 

Alejandro Cárdenas,
gestor patrimonial

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Preocupación por la inflación en EE.UU. y modesto crecimiento en Europa. Ajustes en los mercados debido a la incertidumbre de la política monetaria. Estrategias de inversión enfocadas en mantener la calidad, ajustar duración en renta fija y diversificar carteras sin cambios inmediatos.

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