La economía forma parte del conjunto de disciplinas académicas que toma como objetivo poder entender como las personas interactúan, se organizan y se comportan en diferentes situaciones de su vida y como las estructuras sociales influyen en la vida de estas.
Entender a las personas seria sencillo si el comportamiento de estas siempre fuera racional, pero hay una serie de factores que provocan que no actuemos como tal. Las emociones, las perspectivas personales de cada individuo, la presión social, disponer de información incompleta y una falta de conocimiento o de habilidades son algunos de los factores que pueden condicionar nuestro criterio.
El resultado puede no ser beneficioso para nuestro objetivo de inversión. Por ello debemos ser conscientes de que una de las mejores maneras de evitar la posible irracionalidad del mercado es tener un horizonte de tiempo largo y una clara filosofía de inversión.
Jose Carlos Ruiz en ‘El arte de pensar’ realiza una analogía que describe muy bien esta situación. Hace referencia a dos tipos de felicidades, la felicidad césped (corto plazo) y la felicidad árbol (largo plazo).
El césped, una vez lo plantamos, requiere que lo reguemos a diario. Crece con mucha facilidad y necesitamos que transcurra poco tiempo para poder disfrutarlo. Pero también podemos decir que tiene una raíz frágil y poco profunda, de modo que cualquier agente externo con cierta fuerza puede arrancarlo; es vulnerable a los cambios meteorológicos y con la misma facilidad con la que crece es con la que puede morir.
En el caso del árbol su semilla tarda mucho en germinar y el proceso para poder disfrutar de su sombra es bastante largo. El crecimiento se basa en generar unas raíces fuertes y asegurar un tronco que pueda afrontar de la mejor manera posible los agentes externos que lo rodean. No necesita grandes cuidados en su inicio y luego las raíces son las encargadas de buscar alimento.
Podemos decir que el árbol frente al césped es capaz de aguantar mejor los ataques del entorno. Puede verse debilitado, pero su estructura más sólida le permite aguantar mejor las situaciones más complejas.
Hay muchos inversores que deciden centrarse en el corto plazo y escoger una inversión césped, pero si nos centramos en establecer una buena filosofía de inversión que busque el valor intrínseco de los activos en los que invertimos y dejamos tiempo para que germine, conseguiremos disponer de una cartera sólida y que será capaz de aguantar en el largo plazo los temporales a los que nos veamos sometidos.
Alejandro Cárdenas,
gestor patrimonial
