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Primeros atisbos de inflación

Primeros atisbos de inflación

El problema no es que la inflación repunte modestamente, sino que ascienda a niveles más elevados con consecuencias más serias para la economía.

La evolución de la inflación es un tema que en los últimos meses ha generado mucho debate en los principales foros de discusión macroeconómica y que cuenta con un número similar de apoyos entre los que prevén un repunte y los que abogan por un periodo de contención de la inflación.

Entre los argumentos que esgrimen los primeros, se encuentran la fuerte expansión monetaria y fiscal, y no sólo vinculada a la situación de pandemia del último año, la presión sobre los salarios, que desde la Gran Recesión han sufrido una caída relativa a las rentas del capital y el creciente intervencionismo político.

Los partidarios de la deflación se apoyan en el brutal shock de oferta que la pandemia de la Covid-19 ha generado, y en factores estructurales como el envejecimiento de la población y la baja productividad que se viene registrando en los últimos años a pesar de los avances tecnológicos.

En los últimos meses, sin embargo, empiezan a aparecer evidencias que recogen cierta presión inflacionista, lo que ha suscitado preocupación entre los inversores. En Estados Unidos, la economía con señales más contundentes de posible recalentamiento, ha registrado un IPC de 4,2% en abril, y seguramente se mantendrá por encima del 3% durante el resto del año. Por ello los inversores siguen elevando la exigencia de compensación futura por inflación, que se reflejan en las subidas de los tipos de interés de la deuda soberana para la mayoría de las economías desarrolladas, con particular énfasis en Estados Unidos.

Pero el problema no es que la inflación repunte modestamente, sino que ascienda a niveles más elevados con consecuencias más serias para la economía. De ello depende que las expectativas de inflación se mantengan, algo que por ahora sigue ocurriendo. Si dichas expectativas de inflación, que hasta ahora se han mostrado muy rígidas, se elevaran por el sobrecalentamiento de la economía, el aumento de inflación podría ser mucho más fuerte.

Como precedente de ello tenemos la situación vivida en los años 60 en Estados Unidos por las administraciones de Kennedy y Johnson, que hicieron funcionar la economía por encima de su potencial disminuyendo la tasa de desempleo por debajo del 4%. Durante ese periodo, la inflación se mantuvo a raya, pero en 1967 las expectativas de inflación empezaron a ajustarse, lo que provocó una subida de la inflación hasta cerca del 6%. Las políticas fiscales y monetarias se endurecieron como respuesta a ello, provocando una recesión.

En este contexto, el papel de los bancos centrales es fundamental. Su capacidad de mantener la economía en línea con su potencial para evitar sobrecalentamientos es la clave para mantener la inflación a raya.

Nuestra misión es preservar y hacer crecer el patrimonio financiero de nuestros clientes. Como inversores de largo plazo, nuestra obsesión es identificar aquellas clases de activos que sean capaces de ofrecer un retorno real adecuado a largo plazo, capeando las incertidumbres y los obstáculos que inevitablemente se presentan en el camino.

Un entorno de subidas de inflación es un entorno adverso para los inversores de renta fija, cuya protección tiene que sustentarse en la gestión de la duración (preferencia por corta duración) y del crédito (búsqueda de máxima rentabilidad dentro de la calidad).

La renta variable de calidad, sin embargo, nos parece un activo de protección y crecimiento. Compañías cuyos ingresos crezcan de manera orgánica, con crecimientos de beneficios “previsibles”, posición de liderazgo en sus mercados respectivos que les permita repercutir las subidas de precio, operando en sectores con altas barreras de entrada y diferenciación, gestionadas por equipos directivos de calidad serán, en nuestra opinión, las ganadoras en un periodo de incremento inflacionista.

Éste es el tipo de compañías que nos gustan. En EDM trabajamos para identificarlas e integrarlas en nuestras carteras.

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