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Nuestro estilo de inversión

Nuestro estilo de inversión

Pese a las diferentes teorías y principios que pueden guiar nuestro acierto inversor en los mercados, lo que cuentan son las personas y la conducta con la que afrontemos la realidad siempre volátil y compleja de Mr. Market.

Pese a que muchas veces se confunden o se utilizan indistintamente sin mucha propiedad, especular e invertir no tienen nada que ver. Lo primero, totalmente legítimo, consiste en comprar una cosa con la esperanza de poderla vender a un precio mayor en el futuro, sin mucho más razonamiento. En la mayoría de casos, estamos depositando la esperanza en el éxito de la transacción en dar con alguien tan o más incauto que nosotros y con el mismo ánimo especulativo; ganamos dinero a expensas de los demás. Se trata de una actividad que cualquiera que este leyendo este post puede practicar desde ya mismo, sin ningún tipo de entrenamiento, quizás es por eso que este comportamiento sea tan frecuente en los mercados financieros. Lo segundo, resulta únicamente tras una análisis consciente de los riesgos inherentes a cualquier inversión y de que éstos estén compensados con un rendimiento adecuado. En este caso no necesitamos de la suerte, ni de nadie más incauto que nosotros, ni tampoco tenemos prisa en deshacer la posición, simplemente esperamos hacer crecer nuestro capital participando del proceso de creación de riqueza de los proyectos empresariales en los que estamos invertidos.

En el libro Ulises y la comadreja el profesional de las finanzas Georg von Wallwitz hace una simpática, en muchos momentos también ácida, introducción a los mercados donde una de las ideas que destaca es precisamente esta importante distinción entre especuladores e inversores. Al final, pese a las diferentes teorías y principios que pueden guiar nuestro acierto inversor en los mercados, lo que cuentan son las personas y la conducta con la que afrontemos la realidad siempre volátil y compleja de Mr. Market. Es aquí cuando aparece la metáfora que da título a la obra. Por un lado, Ulises como arquetipo de héroe moderno, insatisfecho –como quién siente el deseo de poner su dinero a trabajar–, también inteligente y escéptico, cualidad que le permite sopesar bien los riesgos y no dejarse seducir por cantos de sirena, constituyendo un ideal de conducta. Por otro, la comadreja, que quiere recoger el extremo opuesto, esto es aquellas personas, profesionales o no, que dejan dominar su conducta por la codicia y, como decíamos al principio, apoyan sus ganancias a expensas de un tercero, ya sea por no ser honestos y transparentes en su comportamiento, o por ocultar o no retribuir el riesgo de manera adecuada.

Un libro que recomendamos porqué no únicamente ofrece al lector una completa y erudita panorámica de los mercados financieros, sino que también permite distinguir este modelo ideal de conducta, Ulises o inversor racional, que sabe distinguir entre valor y precio, distanciándose de la volatilidad de los mercados aunque operando con inteligencia a través de los mismos, en un mundo algo escandaloso y muy proclive a los excesos, tanto en la euforia como en la recesión.

Flash de Opinión | Mayo 2024

Preocupación por la inflación en EE.UU. y modesto crecimiento en Europa. Ajustes en los mercados debido a la incertidumbre de la política monetaria. Estrategias de inversión enfocadas en mantener la calidad, ajustar duración en renta fija y diversificar carteras sin cambios inmediatos.

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