Una de las principales máximas del inversor Peter Lynch es la de conocer siempre en lo que se invierte. Para Lynch, uno de los gestores que mayores retornos ha generado en la historia de la inversión, conocer los activos que se tienen en cartera es un elemento imprescindible para la generación de buenos retornos en el largo plazo y es la cuestión principal que ha de preocupar a los inversores: la solvencia y calidad de los activos en cartera.
Sin embargo, el inversor medio cuando se aproxima a los mercados financieros su principal preocupación no es tanto saber en lo que invierte –típicamente muchos inversores pueden decir más cosas sobre el coche que conducen que sobre dónde tienen invertidos los ahorros de toda una vida–, sino que dedican el grueso del tiempo a tratar de averiguar si es el mejor momento para entrar o salir.
Tratar de acertar el momento de mercado preciso de compra o venta, esto es cuando las acciones puedan haber alcanzado un máximo o un mínimo (siempre relativo, y según cual sea nuestra ventana de tiempo), es como tratar de coger agua con las manos. En el corto plazo, el precio de las acciones puede variar debido a las causas más diversas. Mr. Market nos ofrece liquidez cada día de mercado abierto por nuestras acciones, pero el precio que nos ofrece, a corto plazo, puede distar mucho de su valor intrínseco al estar afectado por el miedo (o la euforia) puntual de los inversores debido a noticias de distinta índole, el grado de incertidumbre en la economía o las necesidades de liquidez de los mercados, entre otros muchos elementos.
Por añaduría, la Bolsa es un mecanismo anticipativo, muy sensible ante cualquier cambio en el entorno que los inversores, automáticamente, tratan de incorporar a los precios aunque la información sea imprecisa, parcial o simplemente una posibilidad remota. Es por eso que los mercados tienden siempre a exagerar su reacción ante cualquier noticia, ya sea positiva o negativa, haciendo que sea totalmente imposible anticiparse a ellos.
De ahí la importancia de centrar la atención en la calidad de los activos en cartera, y de adoptar una estrategia de estar siempre invertido (buy and hold), que resulta la más efectiva para lograr buenos rendimientos a largo plazo como atestigua una gran cantidad de evidencia empírica. Una cartera de 10.000 USD invertidos en el S&P500, índice que agrupa 500 de las mayores compañías cotizadas de EE UU, durante quince años, generó un valor de mercado al final del periodo de 41.100 dólares. Una cantidad que se reduce en algo más de 22.000 dólares con solo perderse los 10 mejores días del mercado (un 54% menos), lo que de forma muy elocuente subraya la importancia de estar siempre invertido.
