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Invirtiendo en empresas de “ultra calidad”

La calidad de un negocio no es algo sencillo de evaluar ya que entran en juego muchos elementos de tipo cualitativo.

Warren Buffett ha señalado en más de una ocasión que su horizonte temporal “preferido” a la hora de invertir en un negocio es “para siempre”. La idea no es vender, sino poder participar de un negocio que cuente siempre con razonables expectativas de crecimiento y rentabilidad. Ser capaces de dar con una de estas joyas y mantenerlas durante muchos años en cartera, es una de las maneras más efectivas de lograr resultados extraordinarios, pero no es una empresa fácil. En su libro 100 Baggers, el divulgador financiero e inversor Christopher Mayer se propone señalar que elementos ayudan a identificar compañías que en largos periodos de tiempo han sido capaces de multiplicar su valor por 100 veces.

 

Un primer elemento fundamental es dar con negocios de enorme calidad y que, al mismo tiempo, operen en mercados muy grandes y en crecimiento. La calidad de un negocio no es algo sencillo de evaluar ya que entran en juego muchos elementos de tipo cualitativo. Desde un punto de vista estrictamente contable hablamos de compañías con un alto retorno sobre el capital invertido (ROIC), y donde a su vez esta rentabilidad sea estable o creciente en el tiempo. Buscamos compañías que sean capaces de crecer, al tiempo que mantienen o mejoran su rentabilidad. En este sentido, hay dos partidas importantes. Primero las reinversiones que pueda exigir el negocio (o Capex), en el sentido que siempre será preferible negocios que no tengan fuertes necesidades de reinversión; queremos invertir en crecer, no que las necesidades de capex las absorba el negocio que ya tenemos. Por otro lado, los beneficios retenidos, esto es compañías que el excedente de caja que generan pueden reinvertirlo en el negocio manteniendo tasas de retorno altas. 

 

Relacionado con lo anterior, un elemento presente en todas las compañías capaces de generar estos altísimos retornos para sus accionistas es el contar con un equipo directivo excelente. De nuevo, estamos ante un elemento muy cualitativo y difícil de medir. Mayer señala la importancia de contar con equipos directivos que piensen como “propietarios”, como empresarios, más como directivos; lo que muchas veces exige un perfecto alineamiento y que se traduce en CEOs que son también los fundadores o principales accionistas de la empresa. Y no solo eso, su remuneración viene principalmente por la revaloración de las acciones a largo plazo, más que por su compensación salarial o en forma de pago con acciones. En buena lógica, generar retornos extraordinarios a largo plazo, exige un equipo directivo (y accionistas) genuinamente orientados al largo plazo; esto es, una toma de decisiones dirigida a incrementar el valor fundamental del negocio con el tiempo, algo que puede parecer lo normal pero que no es tan evidente ni frecuente. 

 

Lo anterior, entre otras muchas cosas, exige un equipo directivo que sea excelente en el uso que se da a los fondos que genera la compañía. La empresa con el efectivo que genera de sus operaciones puede hacer varias cosas: (1) reinvertir en el negocio para hacerlo crecer, (2) comprar otros negocios (financiación crecimiento inorgánico), (3) repagar deuda, (4) retribuir al accionista, ya sea vía (4) pago de dividendo o (5) recompras de acciones (en caso de empresas cotizadas y cuyo valor intrínseco sea claramente superior al precio de cotización). Cualquier compañía que ha logrado resultados superiores al mercado destaca en este aspecto.

El libro de Mayer contiene muchas otras observaciones de valor para el inversor a largo plazo, y entre líneas subyace un mensaje muy presente en la filosofía de EDM y es el centrar la atención más en la calidad y perspectivas de los negocios en los que se invierte (en el dónde invertimos), y no tanto en el cuándo se invierte (market timing). El dinero en bolsa no se hace comprando y vendiendo, sino manteniendo las participaciones en buenos negocios durante periodos largos de tiempo. 

 

Luis Torras,
director de Wealth Management

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